La equidad de género como motor de crecimiento económico estratégico en el sector CTIM

La equidad de género como motor de crecimiento económico estratégico en el sector CTIM

Sabemos que la brecha de género atraviesa todos los sectores y todas las áreas en las cuáles nos desarrollamos las mujeres y las diversidades en América Latina, un estudio de Global Gender Gap Report, cita que al ritmo que estamos trabajando en materia de igualdad de género en la región, tardaremos 69 años en conseguirla.

También, es pertinente destacar que en algunas áreas particulares esta brecha es mucho más pronunciada que en otros, este es el caso del sector de la ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas (CTIM).

Con respecto a este sector en particular me interesa hacer un recorrido por distintas brechas que están vinculadas e interrelacionadas, que conforman una especie de camino inevitable hacia la desigualdad: brecha de género digital, brecha de estudio en el sector CTIM y brecha laboral en el sector CTIM.

Brecha Digital de Género

La brecha de género digital se refiere a aquellas diferencias en el acceso y uso de la conectividad digital entre varones y mujeres. Esto significa que no todo el acceso a internet y a las tecnologías es un acceso necesariamente “útil” y que no todas y todos lo utilizamos para lo mismo. No es lo mismo el acceso a una computadora propia o familiar, que a un celular inteligente o a una red wi-fi con buena conexión. Como tampoco es lo mismo utilizar internet con fines educativos, informarse, realizar consultas médicas o trámites bancarios, que utilizarlo para ver videos en alguna plataforma. Desde ya que, cuando una persona no tiene mucho conocimiento sobre las tecnologías y se le dificulta el acceso a las mismas, su uso suele ser más limitado.

La brecha de género digital se expresa a través de todas estas aristas. Sobre la brecha de acceso en América Latina dejaremos un recuadro que demuestra la diferencia que existe en este punto, dependiendo del país que tomemos. Brasil y Argentina lograron casi una igualdad, no sucede lo mismo en la mayoría de los países del Caribe.

Cuando hablamos en términos de usos las mujeres siempre se vinculan más con estos dispositivos para tareas de cuidados y no así para trabajar y/o formarse. En este punto debemos resaltar que los estereotipos tienen un rol fundamental, los varones cis siempre se vinculan de forma positiva cuando hablamos de TIC, no así las mujeres. Según Bartragan, estos estereotipos androcéntricos son los mismos que se reproducen en las redes sociales o cuando navegamos por internet.

Según un documento presentado por el BID en abril del presente año, a nivel mundial, los varones “hacen un mayor uso de Internet para actividades que tienen que ver con el trabajo y con trámites administrativos y de gobierno, observándose brechas de 11 y 7 puntos porcentuales” en comparación a las mujeres.

Según un informe del BID y la Universidad de Oxford de 2021, sobre la brecha digital de género en América Latica y el Caribe se destaca que en 17 de 23 países es menos probable que las mujeres tengan en su propiedad un teléfono celular.

Propiedad de teléfonos móviles con el tiempo.

Fuente: Desigualdad de género en América Latina y el Caribe (2021)

Por otra parte, un dato significativo a abordar, es la variación de esta variable en relación a cada país.

Fuente: Desigualdad de género en América Latina y el Caribe (2021)

Brecha de género en estudios en el sector CTIM

Los factores que inciden en la formación de esta brecha, son múltiples, van desde lo más individual a lo más sistémico.

Los estereotipos que se reproducen constantemente en el sector CTIM son, como planteamos anteriormente, totalmente masculinizados y binarios (Cundiff y Vescio, 2016). Todas las características que pudiese tener un estereotipo femenino parecen distar y oficiar como principal barrera para las mujeres y otras identidades de géneros disidentes para ingresar a este mundo de las tecnologías (Whitehead, 2001).

Por otra parte, es relevante resaltar la importancia que tienen los entornos a la hora de tomar decisiones sobre qué estudiar, en primer lugar la familia como círculo primario y luego la escuela. Un informe de INET (Instituto Nacional de Escuelas Técnicas) resalta que esto influye tanto en la elección de una escuela de formación técnica como en una posterior carrera universitaria del área CTIM.

Para comprender esta situación, un informe hecho por UNESCO y FLACSO en el 2017, dice que en la educación primaria las mujeres y los varones tienen el mismo interés por las matemáticas, pasados los 10 años el 89% de las niñas dice no ser buena para esta asignatura. A esta situación se suma la falta de visibilidad que tienen las mujeres que se desarrollan en el sector, este tema es abordado de una forma muy interesante por Científicas de acá.

Este proceso de pérdida de mujeres en el camino hacia las carreras del área CTIM se conoce como “tuberías rotas”.

Según un informe realizado por Chicas en Tecnología en el año 2022, se resalta que las mujeres son mayoría en el sistema universitario y su participación va in crescendo, la tasa de crecimiento anual es de un 4,5 para las mujeres y un 3,2% para los varones. Hay 1,45 mujeres por cada varón.

A pesar de esta situación, en las carreras CTIM sucede, por una parte, que creció en menor proporción la matriculación en general y cuando hacemos doble click en las mujeres el crecimiento fue relativamente mayor, pero así y todo, los varones casi duplican a las mujeres. Estas sólo representan un 33% del estudiantado.

Evolución de la participación de estudiantes de carreras CTIM en el total del estudiantado 2010- 2019

Fuente: Chicas en tecnología 2022

Cuando tomamos la totalidad de las carreras universitaria las mujeres sólo eligen en un 12% carreras de esta área y los varones son un 31%. Dentro de estas las que tienen mayor presencia de mujeres son las carreras de ciencias biológicas y medioambientales y menor presencia en ingenierías y TIC. En las carreras de posgrado en STEM hay una tendencia hacia la paridad de género, las mujeres representan un 49%.

Participación de mujeres en las carreras CTIM de grado y de posgrado correspondiente al año 2019

Fuente: Chicas en Tecnología 2022

Sabemos que en la actualidad está cambiando la forma de capacitación y de estudia, sobre todo en el sector CTIM tienen mucho peso los cursos y especializaciones cortas que brindan distintas instituciones que no están normadas dentro de la educación formal, aún resulta muy dificultoso poder tener mediciones y datos en torno a estos espacios. La mayoría de estos son internacionales, resulta un tema muy interesante para poder profundizar desde los Estados Nacionales y a nivel regional.

Brecha laboral de género en el sector CTIM

En general, como en la mayoría de los ámbitos que transitamos, el mundo del trabajo también está atravesado por la desigualdad de género, según una medición de la OIT, en Argentina la participación de las mujeres en esta área es del 50% contra un 70% de los varones, esto se agudiza aún más en puestos jerárquicos donde la brecha alcanza un 37,2%. Esta brecha también existe a nivel salarial, y es de un 26% en nuestro país, según la medición de INDEC en el 2022.

Actualmente el sector CTIM, es un sector en expansión y que a futuro -al contrario de muchos otros sectores- generará más de 2 millones de nuevos trabajos a nivel mundial. En Argentina, representa un 10% del PBI y el 20% de las exportaciones de nuestro país, el panorama sobre la brecha de género en el sector no es positivo. Algunos datos sobre Latinoamérica son, que en México y Chile representan el 35%, en Brasil el 27% y en Argentina 28%. Seguiremos profundizando sobre las causas que nos llevan a estar en este estado de situación.

Como comentamos anteriormente, esta brecha se remonta a las instancias de educación en materia de ciencia y tecnología, las variables son diversas, hay una gran incidencia de los estereotipos. Este sesgo de género tiene consecuencias directas para el desarrollo de este sector, reproduciendo estos en el diseño de productos y servicios y desaprovechando las diferentes miradas y perspectivas que pueden ofrecer un diferencial positivo. Otra variable a tener en cuenta es el aporte económico que generaría el aporte de las mujeres, en el caso de Latinoamérica en particular si esta brecha no existiese habría un 23% de producción más en este mercado. (Ostry et al. 2018)

Según una encuesta que publicó en 2023 Mujeres en Tecnología el estado de situación en nuestro país es el siguiente:

“Encontramos que el 34% de las mujeres y diversidades de género cuentan con menos de 3 años de experiencia en tecnología. En el caso de los varones , solo el 20% está en la misma situación, mientras que el 50% cuenta con trayectorias de más de 10 años de experiencia.

Los datos indican que 8 de cada 10 varones que se desempeñan en tecnología provienen de disciplinas tecnológicas, es decir, su formación de base es en tecnología. Mientras que en el caso de las mujeres y diversidades esta cifra desciende a casi la mitad. En este sentido, el 45% de las mujeres y diversidades que se desempeñan en tecnología provienen de otros campos disciplinares no relacionados con tecnología.

Solo el 38% de mujeres y diversidades en tecnología se desempeñan en puestos de “programación” dentro de los equipos de tecnología, mientras que el 62,5% ocupan puestos no relacionados con la programación. En contraste, en el caso de los varones, el 51% de los encuestados se desempeñan en roles de programación.

Las brechas de género también se manifiestan en la subrepresentación de mujeres y diversidades en los puestos jerárquicos y de toma de decisión.En cuanto al sector tecnológico, solo el 20% de las mujeres tiene roles de liderazgo (Foro Económico Mundial, 2018).”

El mismo informe también nos brinda información sobre cómo afectan las situaciones de violencia y de cuidado a las mujeres y diversidades en el sector:

“En ese sentido, los datos muestran que el 80% de las mujeres y diversidades encuestadas atravesaron una situación de hostilidad/violencia en su trabajo IT. Por su parte, en el caso de los varones, este número desciende al 61%.

Situaciones ligadas a las responsabilidades y carga laboral, por ejemplo: asignar funciones o tareas que no forman parte del puesto de trabajo o quitar tareas sin argumentos claros. Situaciones ligadas a la legitimidad y reconocimiento profesional en donde, por ejemplo, las opiniones técnicas de las personas encuestadas eran menos valoradas que las de sus colegas en el mismo rol o situaciones ligadas a la falta de reconocimiento. Situaciones ligadas a la comunicación, por ejemplo, momentos en donde se les interrumpe al hablar, ignoran cuando expresaban sus opiniones o se dan situaciones de mansplaining.

Al analizar estas situaciones, encontramos que 6 de cada 10 mujeres y diversidades experimentan sexismo, discriminación o acoso a lo largo de su trayectoria laboral en tecnología. Por su parte, tan solo 3 de cada 10 varones afirman lo mismo, mientras que el 69% de los varones encuestados manifestaron nunca haber vivido ninguna de estas situaciones.

Con respecto a esto, encontramos que el 49% de las diversidades de género encuestadas respondió haber experimentado una situación de hostilidad relacionada a la manifestación de su identidad de género. Por otro lado, el 24,31% de las diversidades sexuales (personas no heterosexuales) mencionaron haber vivido una situación de discriminación al expresar su orientación sexual.

Esto se explicita en el alto porcentaje de las mujeres (80%) y diversidades (79%) que manifestó haber vivenciado tratos desiguales, perjudiciales y hostilidad, lo atribuye a su identidad de género.”

En este sector, como en todos, las mujeres y las diversidades se ven afectadas sólo por su condición de género. Por esta razón es importante comenzar desde las infancias construyendo una contrahegemonía, para así lograr poco a poco la equidad que merecemos.

Por todo esto, es fundamental poder tener en claro un estado de situación a nivel nación y latinoamérica, para poder abordar este problema a través de políticas públicas que lleven a no solo a una mayor equidad sino también a un mayor crecimiento de un sector que actualmente es estratégico para el desarrollo de la economía de las naciones.